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Terribles
noticias
Sara abrió su Mini y se introdujo en el. Estaba confundida y agotada. No se podía
creer lo que le estaba sucediendo, que por culpa del secreto de Mallory su vida
pudiera arruinarse para siempre.
Arrancó el coche y salió del instituto.
Necesitaba alejarse de allí cuanto antes.
Aparcó el vehículo en el garaje, salió de el
y se dirigió hacia el enorme jardín de su vivienda.
La luz del Sol atravesaba las ramas del roble
que había plantado en frente de la casa
de la familia de Sara.
Caminaba por las baldosas con un paso firme
hasta que llegó a la puerta de su morada. Entró silenciosamente.
Dejó la mochila sobre la mesa y se sentó en
el sofá color blanco de la sala de estar. Echó la cabeza hacia atrás y cerró
los ojos; se hundió en sus pensamientos… pero algo la distrajo.
Se escuchaban pasos que provenían de la
cocina…
Sara se levantó rápidamente.
Cualquier otra persona se habría escondido,
pero Sara no tenía ningún miedo.
Miró hacia la mesa y observo que al lado de
su macuto se encontraba la estatuilla de metal con forma de ángel de su padre.
Se abalanzó para cogerlo y se coloco al lado de la puerta, con la pesada figura
en la mano.
Las zancadas se escuchaban cada vez más
cerca…
Ella apretó con fuerza la escultura y cerró
los ojos.
De pronto, alguien se asomó por la puerta
pero no le dio tiempo a entrar. Sara se había tirado encima de él y le había
golpeado la cabeza.
Inmediatamente, Sara abrió los párpados y se
llevó la mano a los labios para no gritar.
Aquel ente era su hermano Hale.
-¡Pero que estás haciendo!-gritó Sara con el
ceño fruncido.
-¡No, que estás haciendo tú!-Hale se llevo la
mano a la cabeza donde su hermana le había pegado.
-Lo siento…-Sara se levantó y le cedió su
mano para que este pudiera levantarse.-Es que pensaba que eras otra persona.
-¡Pues te equivocabas!-Hale se alzó sin la
ayuda de ella.
Hale llevaba el torso al aire mostrando sus
abdominales. Únicamente vestía con un bañador azul claro. Estaba completamente
empapado.
-¿Qué ocurre cariño?-otra persona apareció
detrás de Sara.
Ella se giró la observó. Era Teresa, la novia
de su hermano, que lucia con un pequeño bikini, mostrando su perfecta figura.
Su larga melena rubia estaba calada.
El rostro de Sara cambió al mirarla. La
odiaba desde que comenzó a salir con su hermano mayor.
-No te preocupes, está todo bien.-dijo Hale
aun con la mano sobre la cabeza.
Este se dirigió a la cocina para colocarse
hielo sobre la hinchazón.
Sara se dio la vuelta para separarse de
Teresa, pero esta la detuvo.
-Escúchame, por favor.-Teresa la agarró por
el brazo.
Esta volteó y sonrió falsamente.
-Me gustaría que por al menos unos días nos
lleváramos bien.-la cara de Teresa era triste.
-Y… ¿a qué viene esto?-Sara sabía que el
sentimiento de odio era mutuo.
Sara le miró a sus ojos azules y seguidamente
contempló su cuerpo. Aunque le daba rabia, tenía que admitir que tenía un
cuerpo espectacular. Y no era menos, ya que desde hacía un año había firmado un
contrato con una agencia de modelos.
-Me dijo que no te lo dijera, pero… ¡Nos
vamos a casar!-Teresa dio un saltito.
Sara abrió
los ojos como platos al enterarse de la noticia. Necesitaba sentarse.
<<No puede ser… Teresa y yo… cuñadas…>>Pensó. La
mera idea le asustaba.
Sara no dijo nada y se largo de allí dejando
a Teresa sola. Se dirigió hasta su cuarto y cerró la puerta con un portazo. Necesitaba
estar sola para asimilar que una de las personas que más odiaba se iba a
convertir en su hermana política.
Sara había estado encerrada en su habitación
durante media hora y se había quedado dormida.
De pronto, alguien tocó el timbre.
Se levantó de la cama, un poco aturdida por
la siesta y bajo las escaleras hasta la entrada. La abrió y se llevo una
sorpresa. Era el inspector Edison.
-¿Qué hace usted aquí?-esto era lo único que
le faltaba.
-Necesito hablar con usted, señorita Sara.-el
detective se colocó bien su camisa blanca.-Sobre la muerte de Alessia.
-¿¡No nos han hecho suficientes preguntas!?-estaba
harta de que le hicieran más preguntas. Sara se calmo un poco.-Creía que ya
estaba todo solucionado. Alessia murió por culpa de un terrible accidente y…-el
inspector la interrumpió.
-Se está equivocando.-el agente arqueó una
ceja.-Se a abierto una nueva investigación.
-¿Qué… qué quiere decir con eso?
-Alessia fue asesinada.
Sara dio un respingo. Primero lo de su hermano
y ahora esto. Necesitaba llorar, desahogarse.
-Pero, no lo entiendo. Nos dijeron que murió porque
se cayó por un barranco lleno de…-solo pensarlo se le revolvía el estomago.-ramas
rotas y…-no podía continuar.
-Lo se. La policía os comunicó esto por el
tipo de heridas y por el lugar donde se encontró el cadáver, pero se ha vuelto
ha investigar los resultados de autopsia y se ha descubierto que… fue brutalmente
asesinada.
No podía más. Estaba a punto de vomitar.
-Y… ¿por qué me comunica esto?-Sara comenzó a
temblar.
-Porque usted y sus amigos son sospechosos de
este homicidio.
-¡¿Qué?!¡No diga estupideces!-pero ya era
demasiado tarde. El inspector se alejaba de la casa.
Sara cerró el portón y se apoyó en la pared. Las
lágrimas cayeron por sus mejillas.
De repente, el claxon de un coche sonó fuera
de la casa.
Sara miró por la virilla y descubrió que era
su novio. Habían quedado para ir al centro comercial a comprarse juntos el
traje para la fiesta de Las estrellas.
No podía dejar que esto ayudara a que su vida
se derrumbara por completo.
Se secó las lágrimas, agarró su bolso y salió
fuera.
-Hola cariño.-dijo Daniel. Seguidamente le
dio un beso en los labios.
-¡Hola!-Sara sonrió. Sin embargo, Daniel sabía
que pasaba algo.
-¿Qué ocurre?-arrugó el ceño.
Sara miró hacia atrás y tras un tiempo de
reflexión contesto.
-No ocurre nada. Absolutamente nada…
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