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Que seas la más popular no quita que tengas
problemas
<< El autobús llegó a casa de
Alessia. Sin duda al padre de Sara le había costado una gran cantidad de dinero
alquilarlo, pero para su familia eso no es problema. Están forrados.
Estaban enfrente de una enorme casa naranja, con el tejado violeta y
rosales subiendo por las paredes.
De repente se abre la puerta blanca. Era Alessia. Caminaba con elegancia
por el camino de baldosas con sus mayas azules y una sudadera naranja en la que
se podía leer las iniciales L.A.
Al final de la calzada, apoyado sobre la valla blanca, le esperaba su
novio Josh, que enseñaba el resultado del gimnasio con una camiseta de tirantes
azul grisáceo. Le dio un beso en los labios anaranjados de Alessia y subieron
al autobús.
Cuando entraron, todo el mundo se calló.
El pasillo del autocar parecía un desfile de modelos. Alessia caminaba
rítmicamente dejando ver sus perfectas piernas que se marcaban en las mayas.
Las ondulaciones de su pelo botaban sobre su espalda, lo que le hacia guapa y
sexy.
Sara vestía con unos shorts vaqueros claros y una camiseta blanca fina en
la que se le trasparentaba el bikini azul marino.
Marine se hacía fotos, con su cámara nueva de Canon de color champán,
con su novio Alan. Sonreían ante ella y al acabar Marine se quedó mirando los
ojos color miel de su novio. Le encantaban, y toco sus labios finos con los
suyos.
Emm estaba sentada en la primera fila hablando con Lisa Meikerdly sobre
un el episodio de Gossip Girl que habían echado anoche en la
Fox. Vestía con una camiseta de Banana
Republic amarilla anudada bajo los pechos y unos vaqueros pitillo Levi’s.
Alessia se sentó detrás del asiento de Sara. Estaba sobre el regazo de
Daniel mientras se enrollaban. Cuando se dio cuenta de que Alessia les estaba
mirando paró. Se sentía incomoda.
-¿Has hecho lo de Mallory?-Le preguntó elevando las cejas rubias a Sara.
-Si, esta todo listo…
-¿Qué pasa con Mallory?-exige saber Josh.
-Nada cariño…-le guiña un ojo y se sienta, con una sonrisa plasmada
sobre la cara mostrando sus preciosos y perfectos dientes blancos.>>
Hacia semanas que ocurrió lo de Alessia y el
instituto ya había comenzado.
La clase Ingles había acabado y todo el mundo en el
aula estaba de pie.
Marine estaba sentada en su pupitre mientras
se miraba en su espejo y se arreglaba el pelo. Ahora que Alessia había muerto
se había convertido en la más popular y guapa del centro.
Había
comenzado ya su último curso. Y tenía decidido que iba a estudiar: Psicología.
No venía ningún profesor así que decide
saltarse la última clase. Además, ahora tenia latín y le aburría mucho.
Se levanta de
la silla, se coloca bien su estrecha minifalda de Hollister, y
sale de la clase.
Se dirige hacia su
taquilla, que está decorada con fotos de
ella y su novio.
Allí le esperaba su gran amiga Nathalie Hojo.
Era de nacionalidad japonesa.
Anteriormente se llamaba Akane Hojo pero sus
padres le habían dejado cambiarse el nombre si conservaba el apellido.
Llevaba puesto un peto azul claro de Abercrombie y
una camiseta de manga corta rosa en el interior.
A pesar de que Marine
y Nathalie siempre habían sido amigas, esta última nunca había estado en el
grupo de Alessia. No soportaba a Sara. Hacia tiempo, cuando estaban en séptimo
curso, se pelearon porque Sara se había liado con el ex-novio de Nathalie al
día siguiente de ellos romper. Se tiraron de los pelos y se habrían arrancado
la cabellera si no fuera porque Alessia
estaba allí para parar la pelea.
Marine introdujo la
contraseña en la cabina y saco un pots-it de color lavanda. Inmediatamente
agarró un bolígrafo Bic negro que había
tirado en el interior. Giró la cabeza para asegurarse de que no había nadie más
que Nathalie en el corredor y comenzó a falsificar la letra de su padre:
Autorizo a mi hija
Marine
a no asistir a la
última
clase, ya que tiene
dentista.
Un saludo cordial,
Cabe.
No era la primera vez
que falsificaba la firma de su padre. Cuando era más pequeña hizo pellas con
ayuda de Alessia porque las ultimas tres clases no les gustaban y les parecían
aburridas. Pasaron la tarde en el centro comercial y viendo a los chicos de
otro colegio jugando al futbol.
A partir de entonces,
lo hacían muy a menudo hasta que… Alessia murió.
Cuando terminó de
falsear la caligrafía de su padre, doblo el papel y esperó a que la profesora
Wanetta, la maestra de latín, apareciera.
En cuanto la señora
Wanetta (o la señorita Rother Meyer, como la llamaban los alumnos) se presentó
le entregó la nota y esperó su aprobación.
Frunció el ceño y
afirmó con la cabeza; sin decir palabra.
Cuando entro en la
sala, Marine se esperó a que se sentara en su mesa y comenzara a dar la clase.
En cuanto empezó, se largo corriendo de allí.
Una vez pasado el
peligro, entrelazó su brazo con el de Nathalie y continuaron andando con paso
firme y con una sonrisa de oreja a oreja.
Cuando salieron al aparcamiento principal del instituto,
Nathalie sacó de su bolso rosa de MiuMiu unas
llaves de coche. Apretó el botón verde y el pitido del vehículo sonó de entre
todos los demás.
Una vez encontrado el
Hummer amarillo, entraron dentro.
Nathalie arrancó el coche y el motor hizo ligero sonido. Miro hacia atrás por
el retrovisor y salió del aparcacoches.
Marine no sabía
conducir a pesar de que todos sus amigos ya sabían y tenían lujosos coches.
Tardaron siete
minutos en llegar al centro comercial, y en cuanto Nathalie aparcó, salieron
corriendo a disfrutar de las compras.
Entraron primero en Tommy Hilfiguer y comenzaron a mirar
ropa. Cuando ya habían elegido doce prendas cada una se metieron en el
probador.
Nathalie salió de uno
con un vestido verde esmeralda de un solo tirante. Dio una vuelta y la falda se
le subió hasta la cintura mostrando sus muslos.
Marine fue después.
Se quito la camisa azul cielo y la falda y observo su cuerpo semidesnudo en el
espejo. Cuando Alessia murió había engordado un par de kilos, pero con su dieta
vegetariana había vuelto a su figura.
<<Estoy muy
buena. >> Pensó.
Inmediatamente se
puso el atuendo y salio.
Era un vestido
amarillo chillón de manga muy corta y la falda terminaba en las rodillas, y en
la cintura se recogían unos pliegues, por lo que resaltaba las curvas de
Marine.
-¡Perfecto!-gritó
Nathalie a la vez que se llevaba las manos a las mejillas.- ¡Te queda
estupendamente!
-¿Tu crees?-arruga la
nariz.-No me termina de cometer… el amarillo es demasiado llamativo y… ni si
quiera me queda bien este color.
-¿Estas de broma?-se
coloca un mechón oscuro sobre la cabeza que tenia sobre la cara.-El vestido es
precioso y te sienta genial. A demás, si yo fuera tu novio me encantaría
vértelo puesto… pero más me gustaría quitártelo.-añade con una risita
repelente.
Sin embargo, Marine
no la ha oído y decide quitártelo y no comprarlo. Ese color le traía malos
recuerdos. Cuando era una canija, estaba en el cumpleaños de Chris Benson, un
amigo de su infancia, y llevaba puesto un vestidito rosa. En el convite había
una tarta enorme de un extraño color amarillento y ella, para impresionar a
Nathan Hale, el chico que le gustaba entonces, se poso sobre la mesa. Mala
suerte para ella que la mesa estaba rota. La Tarta calló sobre el vestido como si fuera un
proyectil. Quedó en ridículo y todos se rieron de ella. Todos excepto Alessia,
que la observaba detenidamente sentada en una silla en forma de corazón.
Aquella fue la primera vez que la vio, y desde entonces supo que iban a ser
grandes amigas.
Salieron de la tienda
y pasearon por un camino de baldosas rojas que había en el centro del pasillo
del centro comercial.
-Oye Mar, ¿vas a ir a
la fiesta?-pregunta Nathalie sacando los labios hacia fuera.
- ¿La fiesta? ¿Qué
fiesta?
-¡La fiesta de las
estrellas!-suspira.- ¡Cómo no te has enterado!
En verdad si que lo
sabia, aunque se le había olvidado. Bueno, más bien, lo había querido eliminar
de su mente. Iba a ir Alessia. Marine mira hacia abajo con el rostro triste.
-Se lo mucho que te
duele haber perdido un amiga…-le coloca la mano sobre el hombro con la cara
apenada.-pero debes continuar con tu vida. Y que mejor que una fiesta para
animarse.
-Tienes
razón.-zarandea la cabeza para quitarse la imagen de su amiga de la cabeza.
-Y por cierto, ¿lo
has hecho ya con tu novio?
-¿Hacer el
que?-frunce el ceño.
-Haber, Dora la Exploradora , me
refiero al sexo.-enarca una ceja mientras mira al techo.
-¡Qué!-salta Marine.
Marine quería mucho a
Alan, pero no se podía imaginar tener sexo con el. La mera idea le asustaba o,
¿no estaba tan enamorada como ella creía?
-No… aun no lo he
hecho…-carraspea para aclararse la voz.
-Pues date prisa. Los
hombres solo se consiguen follando. Yo de ti no tardaría mucho, u otra chica se
adelantará.
-No digas tonterías…
-No son tonterías. Mira aquí tienes para
cuando llegue la “ocasión”.
Nada más terminar ya
esta abriendo el bolso. Al ver lo que saca, Marine se sobresalta. Era un condón
en una envoltura azul plateado.
-¡Aquí no saques
esto!- susurra mientras lo tapa con las manos.
-No me seas
tiquismiquis…
Se paran ha descansar
en la cafetería The grove y se comen
una ensalada cada una. Tras quince minutos de parloteo, se levanta y continúan
con las compras.
Entran en el
establecimiento de Chanel y siguen
probándose atuendos.
Entonces Marine lo vio. El mejor vestido que
había visto en su vida. Fue directo a probárselo y le quedaba muy bien, mejor
que la basura de traje amarillo chillón.
Cuando se lo puso se
quedó mirando en el cristal. Era de palabra de honor rosa y la falda era de
campana de terciopelo. Llegaba hasta encima de la rodilla.
Estaba decidida. Lo
iba a comprar costase lo que costase, y además le hacia los pechos más
turgentes y eso le fascinaba, ya que era lago con lo que nunca había podido
competir con Alessia.
Fue a la caja
registradora y le entrego la tarjeta de crédito que le habían regalado sus
padres en su anterior cumpleaños.
Nathalie y Marine
salieron rápidamente de la tienda. Tenían que volver a sus casas o sus padres
sospecharían.
El vestido estaba mal
plagado así que lo saco y lo plegó mejor. Entonces calló una nota al suelo. Se
agacho al suelo, asegurándose de que no se le veía nada, y la cogió. Había algo
escrito. La felicidad se transformo en miedo:
¡Enhorabuena Marine!
Ahora eres la más popular, pero, ¿Qué te ocurriría si le contara a todo el
mundo lo que hiciste en la fiesta?
Tragó saliva. Alguien
sabia lo que había hecho. Un escalofrío le recorrió toda la columna y se quedó paralizada.
¿Quién había escrito
aquella nota?
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